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jueves, 5 de noviembre de 2015

Invasiones argentinas: el rock de Argentina conquista todo el continente de América (años '80)

La era dorada del rock de Argentina quedó claramente marcada al comenzar las bandas y solistas sus campañas de expansión y giras internacionales, batiendo records de ventas de discos y asistencia en recitales en todo el continente americano.
A medida que la década, se hacía cada vez más claro que las nuevas bandas no se parecían en nada a lo que se había hecho antes, Los Violadores fueron pioneros del punk en Argentina; Virus sorprendió con su sonido new wave y synthpop; Sumo, por otra parte, con su rara mezcla de reggae, rock y algo de punk, se ganó un lugar de culto en el rock argentino, considerándosela como una de las bandas definitivas del rock nacional moderno, a pesar de que Luca Prodan cantaba principalmente en inglés, lo que dificultó su llegada al público; y Soda Stereo, con su sonido new wave y pospunk se convertiría en una de las bandas más importantes del rock argentino. Los Abuelos de la Nada y G.I.T. hallaron cierto éxito en el exterior.

Hacia 1985, año en que se formó Los Fabulosos Cadillacs, varias bandas nacionales comenzaron a recibir atención por parte de radios latinoamericanas. Por ese entonces surgirían grupos de pop rock efímeros como Cosméticos y Alphonso s'entrega, ambas bandas de éxito pasajero. 
Muchos de los roqueros argentinos firman con las transnacionales y esto les garantiza distribución latinoamericana. A fines de ese año se produce la separación de los Abuelos de La Nada, y comienzan a ganar popularidad grupos con más estética en la imagen, como Soda Stereo.

Soda Stereo es una de las bandas más exitosas e influyentes del rock en castellano que desató un movimiento de adhesión masiva en América Latina conocido como «sodamanía». 
 Con su primer álbum, intitulado simplemente "Soda Stereo" (1984), lograron el éxito nacional; sin embargo, se los acusó de frívolos, al igual que a Virus. Su segundo disco, "Nada Personal", fortaleció la popularidad de la banda, con hits como «Nada personal» y «Cuando pase el temblor», abriéndoles las puertas al mercado latinoamericano. 

En 1986 Soda Stereo lanzó Signos, que consagraría su popularidad con éxitos como «Persiana americana». Los miembros se embarcaron en una gira latinoamericana y grabaron el álbum en vivo Ruido Blanco. Con la gira de Signos, los Soda Stereo se convirtieron en estrellas internacionales. El grupo continuaría con su éxito hasta su separación, y luego de esta se convertiría en una banda mítica del rock argentino.
En 1985 hizo su debut discográfico la banda under Sumo, tras haber sido vistos en vivo por un productor de la CBS. La placa se llamó «Divididos por la felicidad», en referencia a uno de los grupos preferidos de Luca, Joy Division. Este primer trabajo vendió 15 000 copias e incluyó el hit «La rubia tarada» (titulado originalmente «Una noche en New York City»), así como «Mejor no hablar de ciertas cosas» con letra del Indio Solari, cantante de los Redonditos de Ricota.
La pequeña onda se convirtió en una ola hacia 1986, y para comienzos de ese año se convirtió en un fenómeno continental, alcanzando América Central, México y cruzando el atlántico hacia España. Los Enanitos Verdes con su pop-rock enérgico lograron un gran éxito.

 En México, las bandas argentinas eran promocionadas por medios como Televisa bajo la frase «Rock en tu idioma». En Perú, las invasiones argentinas fueron un catalizador que llevó al rock peruano hacia un público aún mayor, convirtiéndose en mainstream. En Chile, donde ya existían algunas bandas (como Los Prisioneros), la ola de bandas argentinas inspiraría e influiría a las bandas locales, hasta el día de hoy. El estallido del rock colombiano se puede rastrear hasta los años ‘80, con muchas bandas locales citando bandas argentinas como influencias directas.


1988 comenzó con las agrupaciones argentinas más importantes (Soda Stereo, Los Enanitos Verdes, Charly García, Miguel Mateos, GIT, Virus) girando por América, Europa y hasta países de Asia. Ya por este tiempo, la ola de bandas argentinas comenzó a «apaciguarse», pero su legado dejaría las puertas abiertas del rock argentino al éxito masivo. También siguieron por la carretera del rock otras personalidades importantes, pero menos exitosas como es el caso de Fito Páez y Andrés Calamaro quien ya había grabado dos discos solistas muy buenos, pero poco aclamados por la popularidad.

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